El chilto (Solanum betaceum) es una especie originaria de América Central y del Sur que fue domesticada y cultivada por las poblaciones nativas. Actualmente es producido a nivel local, en huertas y quintas, por comunidades que lo incluyen en su alimentación y como un hábito heredado de sus antepasados. Acá nos dio mucho trabajo lograr tener nuestra primera cosecha, pero finalmente lo logramos!.
También conocido como tomate de árbol o tamarillo, es una planta arbustiva, de tallos semileñosos, que puede alcanzar aproximadamente unos 3 metros de altura. El follaje es perenne y siempre verde. Tiene sus frutos de forma ovoide apiculada, de color verde y cuando maduran se tornan rojos, naranjas, morados y amarillos, según la variedad. Tienen una cáscara fina, lisa y de sabor amargo. La pulpa es muy jugosa, de color anaranjado y sabor agridulce, ideal para salsas como el chutney que les dejaremos en este post.
Pertenece a la misma familia botánica que la papa, el tomate y la berenjena. En Argentina se lo suele encontrar en el noroeste del territorio, entre los árboles y arbustos en un estado semisilvestre en la región de las Yungas que comprende las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
A su vez, las Yungas le dan cobijo a dos condiciones que no permiten su desarrollo: heladas y la exposición solar directa. Estas fueron las condiciones que tuvimos que enfrentar acá, en nuestro bosque comestible en formación, en Maschwitz, Bs. As.
Hace unos 5 años nos regalaron unos frutos de chilto e inmediatamente sembramos sus semillas y al poco tiempo nos encontrábamos cuidando los plantines. Desde entonces fuimos plantando arbolitos de chilto y ya sea por las heladas como por la intensidad solar de los veranos, los íbamos perdiendo.
Fue con el último ejemplar que nos quedaba que logramos encontrar «el lugar» que le gustaba a la planta y así llegamos a tener este año nuestra primera cosecha, de 1 kg de frutos.
El chilto se puede consumir como fruto fresco, de forma similar al consumo del tomate común, aunque para su consumo es necesario retirarle la piel ya que es muy amarga. También es materia prima para la preparación de jugos, compotas, salsas, chutneys, helados, conservas dulces, jaleas, gelatinas y mermeladas.
Es fuente de vitaminas, minerales y micronutrientes. Bajo en hidratos de carbono, presentándose principalmente en forma de fibra. Aporta vitaminas B, C, E, betacaroteno (provitamina A), tiamina y compuestos fenólicos (antocianinas y otros flavonoides). Rico en hierro y potasio y oligoelementos como el cobre y el manganeso.
Entre los usos medicinales se lo cita para combatir la inflamación de amígdalas (anginas), para la gripe y disfunciones hepáticas.
Es considerado en frutoterapia como una de las frutas que fortalecen el cerebro, y contribuye a curar migrañas y cefaleas severas. Estudios hasta ahora realizados indican que tiene sustancias como el ácido gamma amino butírico que baja la tensión arterial y los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
Más allá de incentivarles a que tengan un tomate de árbol en sus casas o veredas, resulta muy motivador ver que cada vez se lo ve más dentro de las propuestas de proveedores de hortalizas y frutas agroecológicas. Animo a que busquen por su zona y prueben de hacer este exquisito chutney, que queda bien con casi todo 🙂
Hasta la próxima,
Alex von Foerster
Chutney de chilto
Ingredientes
- 500 g chilto
- 100 g arazá amarillo (o duraznos o damasco)
- 1 u puerro
- 30 g pasas de uva
- 45 cc vinagre frutal
- 30 g azúcar integral
- 1 cta jengibre rallado
- 1/2 cta ralladura de naranja
- 1/3 cta pimienta cayena
- 1 pizca de sal integral marina
Preparación
- Lavar los tomates de árbol.
- Pelarlos. Para esto, hacerles un corte en cruz en la punta y sumergirlos un minuto en una cacerola con agua hirviendo.
- Quitarles las semillas y picarlos.
- Cortar trocitos de las pulpas de arazás.
- Colocar todos los ingredientes en una cacerola chica y cocinar a fuego suave, hasta que se espese y se logre la consistencia deseada.